La Locura (Una Mente Eterna)

78 días y 23 horas, 78 días y 23 horas...llevo entre las mismas cuatro paredes 78 días y 23 horas. Desde que estoy aquí solo he visto al doctor en las revisiones y  a la enfermera cuando me trae la comida. Pero ninguna visita. ¿Por qué? ¿De verdad todos me han abandonado? No, seguramente no tengan permitidas las visitas...sí, será eso. Tiene que serlo.
La enfermera entra y me dice que el doctor me espera, yo la sigo hasta esa salita que tan bien conozco. Allí todo huele a cuero, a trajes y a colonia cara. Mi habitación sólo huele a enfermedad.
Me acerco a su mesa y me siento. En la primera sesión, el doctor me dijo que prefería que sus pacientes se sentasen en el sillón del fondo, así que ahí estaba yo, en la silla enfrente de la mesa, sin haber tocado nunca ese sillón.
Él esboza una sonrisa cuando me siento, pero la sonrisa no le llega a los ojos. Su mirada se muestra cansada, con grandes surcos oscuros bajo los  ojos y un ceño que se ha hecho permanente de tanto fruncirlo.
Me mira a los ojos y me pregunta ''¿Por qué lo hiciste?'' Se refiere a lo que pasó el 2 de mayo...

FLASHBACK:
Silvia y yo éramos amigos desde pequeños. Ese día, habíamos quedado en la casa del lago de sus tíos junto con algunos amigos más.
La tarde empezó genial. Comimos pizza en el jardín, nos bañamos en el lago y, por supuesto, hubo alcohol.
Dieron las 2.00 am y estábamos todos en el salón bromeando, menos José y María que se estaban liando ahí mismo, como siempre. Se dedicaban a decir que si tenían un hijo lo llamarían Jesús. Todos reíamos, pero no me extrañaría que se convirtiese en una realidad.
La música estaba a tope, no había vecinos ni nadie alrededor. Silvia y yo hablábamos con los demás entre risas cuando ésta se levantó y me arrastró al centro del salón para bailar juntos. Éramos sólo amigos, pero llevábamos tiempo dándonos ciertos derechos. No queríamos dar el paso y convertirlo en algo serio por miedo a perder nuestra amistad, pero la atracción era algo evidente.
Pasó el tiempo y, de repente, se oyó un ruido. ''¿Qué ha sido eso?'' Preguntó Laura. Silvia se acercó a la radio y bajó el volumen. Nos apiñamos todos juntos en dirección a la puerta de donde salían los ruidos. José y yo cogimos lo más a mano que teníamos para defendernos: un bate de béisbol y un cuchillo. 
Cuando entró nos preparamos para atacar cuando ''¡BUUU!''. Todos gritamos del susto, Lucía, tan borracha como estaba, había decidido pegarnos un susto y desde luego, lo había conseguido.
En un momento dado, José sacó una bolsita del pantalón. La bolsita contenía polvos blancos. Era droga.
No me gustaba el rumbo que tomaba esto, pero no había nada que yo pudiera hacer para evitarlo.
En un principio dado todo parecía estar bien, la fiesta se animó aún más y las horas pasaban sin que nos diésemos cuenta.
Al dar las 5.00 am empezó el infierno.
Juan, el cual llevaba un tiempo tras Silvia se acercó a ella y empezó a manosearla. Ella por muy drogada que estuviese se lo negó y yo que, como ya he dicho, me gustaba Silvia aun sin ser pareja, me lancé dispuesto a pegarle una paliza. Pero no me dio tiempo a hacer nada. 
Cuando me quise dar cuenta, Silvia le había estrellado un vaso de cristal en la cabeza a Juan y este se deslizó al suelo al instante.
Después de un momento de estupefacción nos abalanzamos todos sobre él gritándole que despertase y zarandeándole. Despues de un momento de caos, le busqué los signos vitales. No había ninguno. Estaba muerto. Nos asustamos y huimos de la casa, nos internamos en el bosque y lloramos y gritamos.
Esto parecía irreal, no nos lo podíamos creer. Todos éramos culpables de esto, ya fuera por beber o por drogarnos. Pero la que peor se sentía era Silvia, ella lo golpeó con el vaso, ella le dio el golpe final. Ella lo mató. Y no había marcha atrás.
''Tenemos que deshacernos del cuerpo'' dijo José. ''¿Cómo puedes pensar en deshacerte del cuerpo de tu mejor amigo? Hay que avisar a la policía.'' Esta fue Laura. ''¿ESTÁS LOCA? ¡Nos meterán en la cárcel!'' No sabíamos qué hacer y el tiempo corría en nuestra contra.
Decidimos esperar al día siguiente sin drogas ni alcohol en nuestro sistema y avisar a la policía diciendo que había sido un accidente. Puede pasar ¿no?.
Pasamos a la casa con cierto recelo y subimos a las habitaciones para dormir, aunque no pegamos ojo en las pocas horas de oscuridad que restaban. La tensión era palpable en el ambiente y no podíamos sacarnos de la cabeza lo sucedido.
Tres horas depués, a las 8.00 am, después de limpiar y desinfectar la casa, llamamos a la policía. María era definitivamente una buenísima actriz. Habló prácticamente ella sola y la policía no sospechó nada. Realmente era una buena, buenísima actriz.
Después de eso, nada volvió a ser lo mismo.
FIN DEL FLASHBACK

Miro fijamente al doctor, inexpresivo e impasible para al final responder ''Porque quería''. Me mira con gesto cansado, soltando un suspiro de frustración. Esta es la 79ª vez que le respondo lo mismo. El primer día creyó que podría sonsacarme algo, el segundo lo volvió a intentar con esperanzas y, a partir del tercer día, esa pregunta se había vuelto una rutina.
''¿Algún día me contarás por qué?'' pregunta, ''Es dificil vislumbrar porqué pasan las cosas cuando ni siquiera sabes qué es lo que pasa.''
''¿Qué quieres decir?'' Otra vez la esperanza en sus ojos. Ingenuo. ''Demasiadas palabras por un día, además, se acabó el tiempo.''
Me levanto de la butaca y salgo de la sala. Dan las 12.00 pm, toca hora común. ''Perfecto'' digo para mí mismo. Esta hora es una especie de infierno personal. Supuestamente es para que socialicemos y hagamos amistades. Penoso. ¿Es que no lo entienden? Esto es un manicomio. ¡ESTAMOS TODOS LOCOS!
Tema interesante la verdad. ¿Por qué yo estoy loco y ellos no?¿Qué criterio se elige para decidirlo? ¿En serio estoy realmente loco?
Hace 79 días habría respondido a la tercera pregunta con un NO rotundo, pero ahora no puedo saberlo con seguridad. ¿Acaso un loco sabe que está loco?
Si volvemos a la primera pregunta, a lo mejor piensas que es una pregunta algo estúpida, pero yo creo que no. Piénsalo, dicen estar cuerdos, pero no paran de repetir los mismos catastróficos y repetitivos errores del pasado. Si esta política no funciona ¿por qué no cambiarla? Si hay guerras ¿por qué no detenerlas, o mejor, evitarlas? Lo dicho, todos locos. Pero el que está encerrado aquí soy yo, y ni siquiera estoy seguro de estar loco. ¿Cómo saberlo? Esto me lleva a la segunda pregunta ¿Qué criterio existe? Ellos hablan de que loco es aquel que tiene una mente enferma, ¡pues a mí aun no me han dicho nada de estar enfermo! ¿Será que no tengo derecho a saberlo? Y, si estoy enfermo ¿cómo quieren que me cure si no sé lo que me pasa?
Entro en la sala común. Observo el mismo panorama de todos los días, pero, a diferencia del resto, hay una persona al final de la sala.
Silvia.
Doy dos pasos dudoso de si acaso estoy alucinando, pero es cierto. Silvia pronuncia mi nombre y eso me basta para saber que ella es muy real. Corro hacia ella y la abrazo, la beso y seco sus lágrimas. Sí, esto es lo más real que ha pasado en 79 días. Nos sentamos en un banco apartado del resto y me habla. Sobre qué tal le van las cosas en clase, sobre como no les dejaron pasarse por aquí...

FLASHBACK
Habían pasado 3 días desde la ''accidental'' muerte de Juan y nos encontrábamos todos saliendo de clase cuando uno de los agentes que nos interrogaron el otro día apareció delante de nosotros.
''Buenos días, agente, ¿pasa algo?''
''Yo os diré si pasa, hemos inspeccionado a la víctima con detenimiento y el golpe que se dio es imposible que fuera por accidente. Alguien le golpeó. Así que os venís todos conmigo y como ninguno confiese quien fue os acusaré a todos de obstrucción a la justicia, y dado que algunos ya habeis cumplido los 18 no creo que os haga gracia pasar 3 años en la cárcel.''

Nos miramos todos aterrados, esto se suponía que iba a salir bien y Silvia parecía que iba a explotar en cualquier momento. No, no, no, Silvia no podía ir a la cárcel simplemente NO podía.
Cuando nos sentaron a todos en la sala de interrogatorios y nos preguntaron quién fue, nadie contestó. El policía empezó a ponerse serio y al ver que Silvia iba a levantarse grité: ''FUI YO'' Tods me miraron con cara de interrogante y Silvia me miró con asombro, luego con entendimiento y finalmente con preocupación.
El policía se acercó y me preguntó el por qué. Yo les respondí lo único que se me vino a la cabeza en ese momento. ''Porque quería''. Puede que no fuese lo más inteligente pero no podía enfretarme a un juicio, todos me decían que soy un libro abierto y se nota cuando miento y, sinceramente, esa noche quise matarlo así que, teóricamente, no es una mentira.
Después de preguntarme lo mismo durante varios días por distintos policías, al final decidieron llevarme al juez el cual dictaminó mi estado de locura.
FIN DEL FLASHBACK

Silvia y yo nos quedamos un rato en silencio tras habernos puesto al día en todo. Ella, tras mirarme con preocupación durante varios minutos me pregunta ''¿Por qué no dices la verdad? Saldrías de aquí y podrías rehacer tu vida.'' La miro furioso y la espeto ''¿Eso es lo que valoras mi sacrificio? Silvia, si algo te pasase no me lo perdonaría, no puedo decir la verdad y dejar que te arresten durante no se sabe cuantos años. Además está el tema del alcohol y la droga, no sólo te incriminaría a ti, ¡nos estaría culpando a todos!''
Silvia me mira con lágrimas en los ojos y yo le prometo que todo saldrá bien. ''Estás loco si quieres quedarte en este sitio, apesta'' Yo me río y le respondo ''Bueno, cariño, ¿y qué mejor sitio para un loco que un loquero?'' Ella me pone mala cara y se levanta. Me promete que ella y los chicos harán todo lo posible para sacarme de allí pese a mis esfuerzos de evitar que se metan en problemas.
Tras despedirnos, vuelvo a mi cuarto dispuesto a volver a mi rutina normal. Leo el mismo libro de siempre, ceno lo que podría denominarse como ''comida'' y duermo.
A la mañana siguiente, cuando me dirigo al despacho del doctor, algo cambia. Los ojos del doctor ya no parecen cansados, bueno, sí; pero tienen una llama que los ilumina casi parece....esperanza. Me siento donde siempre y espero a que me haga la misma pregunta, pero sin embargo me dice. ''Tus amigos vinieron. Me han dicho toda la verdad. No sé por qué te inculpaste tú, pero si admites lo que en verdad pasó y superas una serie de exámenes...es posible que un juez dictamine tu puesta en libertad''
Yo me quedo anonadado y temiéndome lo peor. Libertad. Me dan libertad cuando  me van a arrebatar a lo más precioso que tengo en mi vida. Silvia. Estoy a punto de replicar cuando el doctor me dice que me dejará unas horas para que asimile todo lo que ha pasado y me plantee el ser sincero de una vez.
Vuelvo a mi habitación y al meter las manos en el bolsillo en el que guardo la foto de mi preciosa Silvia, descubro una nota. La abro y veo que la letra es de ella, cuando termino de leer, sé lo que tengo que hacer.
Regreso de vuelta a donde se encuentra el doctor y me siento en frente mirándole fijamente a los ojos ''Quiero confesar'' Él me mira con sorpresa y  me insta a proceder. 
''El 2 de mayo, unos amigos y yo fuimos a una casita en medio del bosque a pasar la noche. Cuando dieron aproximadamente las 5 de la madrugada, un hombre entró. Moreno, alto y fuerte, muy fuerte. Iba de negro y  nos dijo que venía  a llevarse a su sobrina para castigarla por su mal comportamiento. Los chicos intentamos echarle y defendernos pero él era más fuerte. Cogió una botella y mató a Juan. Con el shock aprovechó y se largó viendo que no había nada de gran valor. No nos atrevíamos a decir nada ya que no estábamos en las mejores circunstancias y creíamos que no seríamos tomados en serio bajo los efectos del alcohol.''
El doctor me miró, esperando ver si lo que decía era verdad y analizando si todo lo que dije encajaba con lo que mis amigos habían contado horas antes. Al no encontrar nada sospechoso en mi historia, se irguió y pregunto ''¿Por qué intentariáis defender a alguien de su tío?''
''Con todos mis respetos, Tomás Cajal tiene varios cargos en su contra de maltrato al menor y a la mujer, así que como comprenderá no nos costó imaginar lo que haría con Silvia''
El doctor asintió y dijo ''Puedes retirarte''

Una semana más tarde, Tomás Cajal es arrestado por intento de maltrato, allanamiento de morada y  asesinato. Mientras que yo tras pasar todas las pruebas fui puesto en libertad.
Mientras me dirigía al coche pensé divertido: Metieron a un chico cuerdo y liberaron a un loco...o no. ¿Quién sabe? ¿Estuve loco todo el tiempo? o ¿En realidad nunca estuve loco? ¡Quién sabe! Un loco, ¿nace o se hace? Supongo que nunca lo sabremos, por ahora solo sé que legalmente soy una persona de mente sana y pienso aprovechar cada minuto de mi libertad. Al fin y al cabo, la locura siempre permanecerá aquí ¿no? Porque al final, todos estamos locos. Hay tres cosas eternas en este mundo: el amor, la estupidez y la locura. Si tienes las tres... bueno, espero que nunca te metan a un manicomio.