¡Ve por la chica!

 

-El libro del amor-

Capítulo 1

— ¡Y ahora denle un caluroso aplauso a Adrián Beltrán!

La gente aplaudía desde sus butacas, cada uno atentos a la entrada del joven más conocido en los últimos 6 meses. La luz del reflector más grande lo seguía y las cámaras lo ponchaban en todos los ángulos. Todo por ser el escritor del libro "El libro del amor" que detallaba paso a paso como conquistar a una chica o un chico; además de tener miles de consejos sobre y para las relaciones de cualquier tipo.

Después de algunas preguntas y las risas del público provocado por el característico carisma del invitado, la presentadora se concentraba en hacer sus últimas preguntas.

—Y entonces dinos Adrián, teniendo nada más que 17 años ¿Cómo podemos confiar en tus consejos si eres  tan joven?

—Bueno, no me subestimes Martha- Empezó por decir el muchacho — Puede que esta sea la primera vez que escuchan sobre mi libro, pero sus enseñanzas vienen siendo practicadas de muchos años atrás. Tanto mi abuelo como mi padre e incluso mi madre me instruyeron bien sobre estos consejos desde que tenía como 9 años. Solo que esta es la primera vez que alguien de la familia decide plasmarlo en papel.

— Todo esto me parece muy interesante la verdad. He escuchado de muchas personas que han cambiado su vida gracias a este libro, pero creo que lo que ahora todos quieren saber es si el Rey de los consejos de amor, tiene a alguien especial.

La expectativa del público aumentó. En especial el de las chicas, después de todo, Adrián era muy apuesto con su cabello castaño claro, ojos café, mirada coqueta y bellos labios. Su cuerpo uff…creo que eso lo dice todo, pero no era perfecto y pronto todos sabrían el por qué.

El chico se encontraba más pensativo que una estatua de Sócrates. Las miradas de todos caían sobre él, sin contar a los miles de espectadores que lo veían por televisión y también su mejor amigo y agente publicitario Oscar, quien se encontraba a un lado del escenario mordiéndose el puño.

—No lo digas Adrián…- Murmuró Oscar—Solo no lo digas, amigo.

Adrián miró a Martha y le sonrió nervioso. Ni él creía lo que estaba a punto de decir frente a miles de espectadores en un programa en vivo.

—Yo… soy gay.

El público retiene el aire con asombro y Martha penas y recuerda que debe continuar con la entrevista hasta que la comunicadora escucha al productor gritar “¡Raiting!”por el intercom en su oreja y la hace reaccionar.

—Vaya…— Profirió Martha mientras las chicas que antes gritaban por Adrián, seguían con la boca abierta como un sapo— Eso fue inesperado— Dijo riendo, comprometida para bajar la tensión que había provocado la respuesta.

<<¡No puedo creer que lo hayas dicho!>> Pensó un alterado Oscar con los ojos muy abiertos.

El chico miró a todos a su alrededor y su supo que este sería el fin de su vida romántica, pero eso era justo lo que buscaba así que continuó: — Creo que no hay motivo por el cual debo ocultarme y en respuesta a tu pregunta Martha, no tengo a nadie por ahora.

"¡WOOOOOW YO LO SABÍA PAPASITO, PRONTO SERÁS DE NOSOTRAS MI AMOR!" Gritaron 3 chicos con ropa sexy y maquillaje exagerado en el público.

Adrián se limitó a sonreírles algo avergonzado.

— Bueno, creo que ahora entendemos por qué entiendes tanto los pensamientos de las chicas como la de los chicos —Bromeó Martha y todos rieron.

La entrevista continuó con la misma normalidad del principio, solo que ahora las chicas lo adoraban como un hermano y no como un novio.

Adrián siempre se salía con la suya. Tal vez porque tenía un rostro que daba la impresión de que no le haría daño ni a una mosca o porque era muy sociable y ganaba la simpatía de todos muy fácilmente, quién sabe.

***

— ¡Cómo se te acurre decir semejante estupidez, Adrián! —Le grita Oscar, mientras suben las escaleras a su depertamento.

— Es mejor así. Los libros se venderán más ahora que creen que lo escribió un gay porque suelen tener éxito en todo. Mira nada más como se cree que Da Vinci, Einstein y otros ídolos lo eran y ahora Ricky Martin. Todo el mundo los adora.

— ¡Ese no es el punto! Sino que…¿Ricky Martin? —Oscar cambia su expresión por una de decepción—Yo adoraba sus canciones… —Le dio un segundo de luto y por las mismas meneó su cabeza y continuó— La cuestión es que tú no eres gay y ambos sabemos muy bien por qué lo hiciste.

— No la menciones— Masculló Adrián.

— Amanda.

—¡No es por ella! —Exclama el chico y frustrado entra al departamento y se tira en uno de los muebles.

—Lo es, y ya es momento de que la olvides —Dijo Oscar con firmeza y viendo fijamente su adolescente amigo, por lo que olvidó cerrar la puerta a sus espalda— ¡Ella te engañó! Fue exactamente después de eso que empezaste con este libro. ¿Crees que las chicas te van a dejar de seguirte porque creen que eres gay? Lo único que conseguiste es que lo hombres te sigan.

— Amanda ya no es nada para mí. —Dijo inseguro.

— Mírame a los ojos Adrián y dime que la olvidaste.

Pero él se no se movió.

— ¡He dicho que me mires!

— ¡No!

Oscar se acercó ubicando una rodilla en el mueble para tomarlo del mentón y obligarlo a mirarlo a los ojos:— ¡MIRAME!

Y reporteros y fotógrafos aparecieron el la puerta encontrando esa escena un tanto comprometedora y sin tiempo de reaccionar, ellos miraron a los reporteros quienes los miraron a ellos en unos segundos de silencio y lo siguiente fue una explosión de Flash de cámaras por aquí y flash de cámaras por allá.

A penas Oscar recobró sus sentidos se alejó lo más que pudo de Adrián quien solo se reía de la situación.:—¡No es lo que creen! ¡Se los juro! — Repitió una y otra vez.

— Claro que lo es— Dijo risueño el otro.

—¡Cállate Adrián!

***

Solo imagínense a dos chicos muy apuestos uno cerca del otro y uno de ellos tomándole el mentón, todos conocían a Adrián, pero casi nadie conocía a Oscar a quien lo describían en las revistas y periódicos como el chico alto, de pelo negro y encantadores ojos azules que podría ser el interés romántico de Adrián.

Las enormes y comprometedoras fotos casi lograban que Oscar llorara de frustración. Y vergüenza y culpaba de todo al relajado de Adrián.

—¡Ahora creen que soy tu maldito interés romántico!

—Genial, eso lo hará más creíble aún— Dijo Adrián, nada afectado por todo lo ocurrido. Lo único que hizo fue hablar con el dueño del condominio para que no dejara entrar más reporteros al lugar.

— Realmente lo lamento. Entraron a la fuerza. Tú más que nadie muchacho, debes saber cómo son los paparazis.

—Tiene razón. —Dijo Adrián—No se preocupe, más bien me disculpo por la bulla que causé a mis vecinos.

—Qué amable eres muchacho. Es una pena que se tengan que ir en unos días, son muy buenos inquilinos.

—Se lo agradezco—Le respondió Adrián con una tierna sonrisa.

Una semana después de eso Oscar y Adrián viajaron a una nueva ciudad y mientras el más joven estaba emocionado por conocer su nuevo colegio, Oscar seguía con el periódico en sus manos y una cara larga.

—Ya olvida eso.

— ¿Qué va a decir mi novia ahora? —Preguntó en tono dramático como si el mundo se le hubiese venido abajo.

Adrián levantó una ceja. :—Tú no tienes novia.

—¡Exacto! Y ahora jamás la tendré porque todas recordarán esta foto.

El castaño suspiró y más tarde, cuando llegaron a su nuevo condominio,  tuvo que casi arrastrar a su amigo fuera del taxi que habían contratado para el viaje.

***

¡Ya se le hacía tarde! Zoe Ricci se sentía como en la película "Corre Lola corre" Seguramente el profesor ya estaba dando clases. No puede ser. Esta sería la primera vez que llega tarde y todo por culpa de ese despertador que nunca sonó.

Abrió la puerta del curso casi jadeando y con el dedo índice acomodó bien sus lentes, pero lo único que encontró fue un montón de alumnos amontonados en las ventanas. Unos trepados encima de otros y los más bajos parados en las butacas.

—¿Qué sucede aquí? —Preguntó ella.

—¿No te has enterado? — Le respondió una chica mirándola por encima del libro que tenía en sus manos, también era de las pocas que no estaban peleándose la ventana. Cuando Zoe negó con la cabeza, ella volteó su libro para mostrarle la foto del autor — Adrián Beltrán va a venir a estudiar a este colegio.

—¿Y tanto alboroto por eso? —Preguntó Zoe, a lo que otra chica de cabello rubio que la alcanzó escuchar, le respondió con malicia y cierta sensualidad que provocaba a los hombres.

—Es obvio que no entiendes nada Boba. Él es el autor más famoso y sexy que existe y también es la persona que va ser transformada por mí, Lisa Locuello ¿Ya oyeron todos?

Ante la cara de ingenuidad de Zoe, la pelirroja prosiguió a aclararlo todo:—Ella siempre ha querido volver heterosexual a un gay y por si no lo acabaste de entender, Adrián es gay… ¡Atrápalo! —Le lanza el libro que tenía en sus manos y ella lo toma con dificultad— Ese es el libro, Adrián mandó a regalar unas copias antes de venir y ahora todos estás esperando a que llegue. Ponte al día.

Zoe le dio una oportunidad al libro ya que no le gustaba quedarse en la ignorancia de ninguna forma, pero a penas vio mejor la foto de Adrián se dio cuenta que la mayoría estaba más emocionado por el chico que por el mismo libro. Todo cobró sentido. Y en cuanto a los consejos de amor que habían en el libro, bueno, no estaban tan mal.

Las chicas gritaron como locas cuando lo vieron bajar de un carro y caminar hasta la puerta del colegio

“¡Ya llegó!” “¡Es más lindo en persona!” 

Mientras tanto Zoe le daba gracias a Dios por tener cerebro y dignidad.

***

La llegada de Adrián fue un éxito. Los alumnos lo rodearon y se presentaron. Rápidamente se hizo amigos de casi todos en el aula. Nunca estaba solo y Zoe notó como todos reían a su alrededor durante el receso.

No faltaban chicas que le pidieran consejos de amor mientras que muchos hombres que al principio se mantenían renuentes a conocer al chico, al final terminaron encantados por sus consejos y genuina personalidad. Adrián no era un mal chico, ni le interesaba ser popular, pero siempre terminaba siéndolo porque era bastante extrovertido y gracioso y le caían bien a todos. Tal vez más por eso que por otra cosa es que le extrañaba que una chica aún no se había acercado a él y era Zoe. Cada vez que él se le acercaba con la humilde intención de conocerla, ella huía.

—¿Alguien sabe la respuesta?- Preguntó el profesor de matemáticas.

Zoe es la única que levanta su mano.

— Ciento veinte-

— Muy bien Ricci, ojalá todos fueran así de atentos— Dijo el maestro echando una mirada reprobatoria hacia sus otros alumnos yprovocando que sus compañeros la miraran mal, algo que extrañamente no parecía importarle, pero a Adrián sí.

El chico era observador y solo le tomó unos días darse cuenta que algo raro había en ella. Es decir, no solo era introvertida y andaba sola siempre, también escondía mucho su rostro como si le avergonzara que la vieran a los ojos.

— ¿Qué pasa con esa chica? Siempre la veo sola—Le preguntó Adrián a un chico a su lado.

— ¿Quién, Ricci? Ella siempre está sola, si alguien le habla solo lo ignora. Viene exactamente cuando empiezan las clases y se va exactamente cuando terminan— Dijo su compañero.

— Pero es linda, ¿Cómo es que nadie la invita a salir?

— ¿Qué parte de que es completamente inaccesible y rara no entiendes?

—Nadie es completamente inaccesible —Aseguró el castaño.

***

—¡Te digo Oscar, que esa chica es perfecta para la historia que necesito! — Le gritó Adrián a su amigo a la vez que sacaba una cerveza de su nevera.

— Hmm, no sé. Parece bien difícil. —Dijo el moreno, mientras miraba su novela.

Adrián se para entre el televisor y Oscar obligando a que su amigo lo mire: —Tal vez solo sea tímida y nada más necesita que alguien como yo la saque de ese agujero.

— Sea lo que sea. Será mejor que consigas esa historia pronto para completar el nuevo libro y espero que tenga éxito porque si no es así, los planes de tu programa se cancelarán y perderemos millones.

—Siempre tan motivador y optimista, Oscar- Le dijo con sarcasmo.

Oscar le sonrió.

—Ahora déjame ver la novela.

—Siempre tan macho tú —Se ríe el chico y le da una cerveza.

Al día siguiente Zoe abrió su casillero, pero con tantas cosas en los brazos, éstos se le cayeron antes de poder guardarlos. Se agachó y levantó unos cuantos, pero al recoger el último una presencia frente a ella congeló sus movimientos. Alzó su mirada lentamente y se encontró frente a frente con el rostro de Adrián.

— Hola— Le dijo con una encantadora sonrisa. Zoe se mantuvo callada nada más que notando su cercanía— Deja que te ayude con eso.

El castaño tomó el libro y se incorporaron al mismo tiempo.

— Gracias — Dijo ella. Luego siguió su camino.

— ¡Espera! — La llamó Adrián y cuando obtuvo su atención continuó— Creo que ambos sabemos que te puedo ayudar en algo.

—No estoy interesada en nadie como para escuchar tus consejos, lo siento.

—No es necesario. Yo te puedo ayudar a que los chicos te adoren y que no te teman como ahora.

La chica arqueó sus ojos.:—Tengo cosas más importantes que hacer.

Se alejó.

—¡Al menos dime por qué no te interesa! ¡O tú nombre! ¡Cualquier cosa!

***

Zoe leía un libro en la biblioteca del colegio cuando fue enérgicamente interrumpida por Adrián.

—Hola Zoe, qué tal. Así es, ya sé tú nombre. Ahora dime ¿Es por los estudios que no quieres a nadie? Porque si es así, déjame decirte que los estudios son buenos, pero darse tiempo a uno mismo también lo es y…

—No es eso.

—¿Y cuál es la razón? Escucha, yo te puedo ayudar. —Le dijo con una mano en el pecho

—¿Puedes hacer silencio? Estamos en una biblioteca.

—Hablaré más alto si no me dices algo. Solo quiero ser tu amigo.

La chica cerró el libro con fuerza y lo miró con odio antes de irse.

Adrián suspira: —Ok, hablamos después.

***

Zoe estaba en clase de arte pintando en óleo un bello paisaje. Cuando una voz tras ella la sobresalta: —Ese cuadro es realmente hermoso. Estoy seguro de que muchos hombres apreciarían ese talento.

—¡¿Qué haces aquí?! —Dijo asustada.

—Tratando de entender por qué no te gusta nadie. Eso es muy raro. Por lo menos deberías interesarte en hacer amigos.

— ¡Es mi vida, ¿Entiendes? — Le respondió mientras recogía todos sus materiales de pintura para irse de ahí.

El chico la sigue con la mirada: — ¿Es porque no encuentras a alguien perfecto o lo suficientemente guapo? Porque si es así entonces…-

— ¡No es eso!

***

Zoe compraba un helado en el parque que estaba frente al colegio y cuando volteó ¡Oh sorpresa! ¡Adrián estaba ahí! Casi bota el helado del susto.

—¿Eres lesbiana?

—¡NO!

Lo esquivó y le regaló el helado a una niña que pasaba por ahí. Se notaba que la pequeña era pobre.

—Aquí tienes preciosa.

—Gracias señorita — Le dijo la niña antes de irse brincando con su helado.

—Eso fue muy simpático —comentó Adrián. — ¿Por qué no puedes ser así con tus compañeros?

—Mis compañeros no necesitan que les compre un helado. Ellos tienen su propio dinero. —Le respondió molesta mientras lo dejaba a atrás.

—Vaya, al menos tienes voz.

—¡Déjame en paz Adrián!

***

El profesor de gimnasia los había mandato a correr alrededor de la cancha a lo que Zoe siempre llevaba la delantera. Ella que era muy buena en todas las materias y la educación física no era una excepción. Era la única daba todas las vueltas que mandaba a hacer el profesor sin problema, o lo era. Adrián no demoró en aparecer a su lado.

—Tiene que haber alguna razón.

Zoe lo miró sorprendida. Nunca la habían alcanzado.

—¡Deja de seguirme!

—No te estoy siguiendo, el profesor nos mandó a dar las mismas vueltas. Así que dime…¿Por qué te gusta estar sola?

— ¡No quiero tu ayuda! ¡No quiero un novio!— Le respondió, tratando de correr más rápido, pero ella avanzaba y él la alcanzaba una y otra vez.

— No creas que eres la única atleta — Dijo Adrián con un brillo de competitividad en sus ojos. Con eso Zoe sintió que debía ganar y dieron como 10 vueltas más aunque la clase ya había terminado.

Después de tanto correr. La chica fue a las duchas y al salir con nada más que una toalla, Adrián se aparece frente a ella.

—¿Es acaso porque no te gusta algo de tu cuerpo y te avergüenza que algún chico lo vea?

Ya cansada, Zoe suspiró y le preguntó:—¿Eres gay, verdad?

—Eeeeh, sí. Pero que tiene que ver eso con…¡Wow!

Zoe había abierto su toalla mostrándole todo.

—Como puedes ver no hay nada aquí que no le pueda gustar a un chico — Se volvió a cubrir de lo más normal y siguió con su camino, dejando atrás a un Adrián congelado y ruborizado sin saberlo.

***

Ya en su casa el chico caminaba de un lado al otro intentando descifrar a la misteriosa Zoe.

— ¿Te vas a rendir? — Le preguntó Oscar, mandándose una cucharada de su sopa a la boca.

—Nunca. Es que no la entiendo — Profirió pensativo — Está bien si no le gusta nadie, pero por qué está tan sola.

— Tal vez solo porque le gusta estar sola. No todos son tan sociables como tú, Adrián. Como tu agente te digo que es mejor que busques a alguien más para tu historia.

—No hay nadie más. Si quiero una buena historia, debo conseguirle un novio a Zoe.

—Es difícil hacerte cambiar de opinión cuando te lo propones.

—Me mostró sus pechos. —Confesó Adrián después de tener eso en su mente durante todo el día.

—¡PSRSRSRSR! —Escupió la sopa— ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

El castaño le contó lo sucedido en las duchas y Oscar no pudo evitar pensar en lo problemático que sería que la chica se enterara que Adrián no era gay en realidad. Aún así, cómo le hubiese gustado estar ahí.

—Maldito suertudo.

—See, eran lindos…En fin, mañana juro que voy a descubrir por qué prefiere estar sola — Se propuso Adrián.

N.A: ¡No olviden dejar comentarios! ^^