I

Era un día algo soleado para estar en medio del campo, sin saber cuándo uno de esos monstruos asquerosos aparece serio y te atacaría como solo ellos saben hacerlo. Caminar por este lugar solo, con una pistola y un hacha, era algo peligroso (por no decir demasiado arriesgado) para cualquiera persona con sentido común, pero como yo soy terca como una mula, no le hice caso a mis compañeros. Vine sola, y con pocas armas. Si piensan que soy tonta; sí, lo soy. Debo hacer caso cuando me dicen las cosas. Aún recuerdo como era todo antes que todo está comenzara...

 

Al fin era viernes, en unas cuantas horas estaría libre para hacer pereza. Claro, hasta que llegara el "amado" domingo en el cual me obligarían a hacer las tareas para el lunes, y no me dejaran descansar como Dios manda, gracias hermana mayor.

Me pare de la cama con algo de pereza, me dirigí al baño tropezándome de paso con un zapato, de suerte no fui a dar al suelo (como normalmente pasa todas las mañanas). Aunque no pude evitar darme contra la puerta del baño, que me hizo volver a la cama.

— ¡Cami! — llame a mi hermana, que apareció unos minutos después.

— ¿Qué te pa...?— su pregunta se quedó incompleta por su ataque de risa.

— No es gracioso— dije enojada, mientras me cruzaba de brazos.

— Para mí si— ¿Qué hice yo para tener una hermana así?

Me levante otra vez, y camine hacia el baño mirado mal a mi hermana, que aún no paraba de reírse. Abrí la puerta y la cerré casi azotando-la, le puse seguro a las dos puertas (el baño se comunica con mi cuarto y el pasillo); mire al frente para saludar a mi reflejo, para ver la causa de la risa de cami y de su inmadurez, solo se me puso roja la frente. Salí del baño, después de casi convertirme en un cubito de hielo, envuelta en una toalla sin quitarle el seguro a la puerta que da con el pasillo.

Me vestí con el uniforme de educación física (mi hermana había cerrado la puerta) y unos combers negros, me hacen sentir rebelde y no me importa que me digan. Apenas abrí la puerta de mi cuarto, Lucifer entro desesperado para meterse debajo de la cama ¿Qué le pasara a este perro ahora?. Salí del cuarto, sin dejar de preguntarme el motivo del miedo de Luci, por lo que no me di cuenta de cuando termine de comer y de cuando me peine. Solo volví, cuando mi hermana me golpeó la cabeza para que me concentrara en lo que decía, que solo era de qué hoy se iría en el carro de un amigo, por lo cual no usaría el auto y que no lo cogiera si no era una emergencia.

Me dirigí al colegio a pie, pues no me queda tan lejos de casa, no me tomaba ni cinco minutos en llegar. Apenas llegue a la puerta, pude notar las caras de preocupación en los profesores, esto es raro ¿por qué todos están tan nerviosos? . Entre a mi salón, me senté en mi puesto algo extrañada de que no me dijeran nada por los combers, supongo que no le debo dar importancia. Saque uno de mis cuadernos que utilizaba para dibujar cualquier cosa que se me viniera a la mente las cuales casi siempre eran tristes; creo que serían de otra manera si viviera aun con mis padres, o que no se hubieran separado.

Las clases comenzaron como siempre, aburridas y más porque era viernes. Y es que este día era donde se enseñaban las materias, que lograban que a uno le diera sueño, sin importar si eran importantes. Luego de tres horas de estudio, llego el aclamado descanso, en el cual me hice en mi rinconcito donde nadie me molestaba, no es que no me gustara juntarme con mis compañeras y compañeros; pero prefería la soledad, allí me sentía segura.

Un grito me descoloco un poco, provocando que varias nos levantáramos de un golpe y casi perdiendo el equilibrio (por lo menos yo), dirigí mi mirada a donde prevenía el grito y vi a una de las pequeñas entrar a un paso lento y algo torpe. Me quede quieta hasta que vi como varias chicas de mi grado se acercaban a la niña, la cual alzo un poco la mirada, lo suficiente para que viera que algo no andaba bien. Lo siguiente fue tan rápido que lo único que se me ocurrió fue entrar al salón y encerrarme en él, mi corazón latía desbocado, esa niña le acababa de morder el cuello a una de mis compañeras, oí varios gritos.

Fui caminando de espaldas hasta chocar contra la pared, mientras oía los gritos de todos mis compañeros. Yo, no puedo abrirles... ¿pero qué digo? no se supone que son mis amigos, yo no debería ser tan egoísta. No debería haberme encerrado sola, debí dejar que más... ¡basta!, no es momento de ponerse así, debo salir de aquí lo más rápido posible.

Veamos, la puerta no es una opción y menos cuando por debajo entra san... el líquido rojo; por otro lado está la ventana, que en si es mi única escapatoria. Puse uno de los puestos junto a una ventana y salí por ella, que bueno que no le pusieron barrotes. Salte, cayendo sobre unos arbustos que cuando salí de ellos, rasgaron el pantalón. Salí caminando con cuidado hasta alejarme lo suficiente del colegio, para después correr directo a mi casa. Necesitaba irme de la ciudad lo más rápido posible, sabia por las películas que quedarme solo me llevaría a la muerte.

2: II
II

Al fin había llegado a mi casa, para mi suerte no había ninguna de esas cosas por ahí, o por lo menos tuve la suficiente suerte de no encontrármelos. Entre a mi casa y mi perro me recibió, supongo que alegre de que fuera yo la que abriera y no otra persona o cosa. Cerré la puerta con llave para prevenir que algo o alguien entrara aquí, y me dirigí a mi habitación pues necesitaba sacar algo de ropa y algo que sirviera para asearme si encontraba algún lugar en el camino para hacerlo. Había visto en varias películas que uno debe irse del lugar donde se encuentra y estar viajando para que esas cosas no te atraparan, o por lo menos eso recuerdo. Organice todo lo que había sacado en la cama, para después buscar una maleta y meter todo, que realmente no era mucho. Después, lleve la maleta a la cocina y saque varios alimentos que necesitaría en el tiempo que durara esto, y los metí allí a pesar de ser obvio que seguramente necesitaría más cosas, pero no creo tener demasiado tiempo para ponerme a sacar más.

Me metí en el auto para prenderlo, antes de llamar a Lucifer para que entrara.

— No, no, no— esto no me puede estar pasando a mí—. Por favor, enciende— se supone que debía prender, por qué no prende.

Comencé a girar la llave con desespero, tenía que prender, tenía que hacerlo...de repente comenzó a sonar el motor, baje del auto sintiéndome realizada. Cogí la maleta y la metí en el asiento de copiloto, para después abrirle la puerta de atrás al Luci que entro un poco temeroso, entre después de cerrarle la puerta a él. Abrí el garaje, y salir de la casa pues ahora necesitaba ir por armas, y sabía que no muy lejos habían abierto una tienda relacionada con la caza.

Apenas llegue pude notar que la tienda estaba vacía, esto no es para nada bueno. Cerré con llave el auto y entre al local, mire todo el local y saque todo lo que me parecía fácil de utilizar, mejor dicho, lo que en las pelis se ven fáciles. Pero no todo puede ser color de rosa, ¿cuáles eran las municiones de las armas?... y este es el momento en el que desearía que alguien me lo dijera. Oí un grito que al parecer venia de adentro de la casa, creo que después tendré tiempo de averiguarlo, cogí varias municiones y volví al auto. Arranque, dejando todas las armas entre el asiento de copiloto y el suelo.

En el camino para salir de la ciudad, había tenido que ver la gran destrucción que se comenzaba a formar, desde a gente huyendo o siendo devorada (esto último me dejo pálida). Pero una vez fuera me di cuenta de que había dejado algo demasiado importante, ¿Qué había hecho?.

3: III
III

Han pasado 3 semanas desde que me fui de Santiago de Chile y daba gracias de haberme ido de allí, ahora eso era un nido de zombie. Debo de decir que es incómodo dormir en el auto, más si eres como yo y no puedes dormir bien si no hay luz; no era que me asustara la oscuridad, pero me sentía más cómoda con algún bombillo prendido. Dejando al lado el tema del sueño pasemos a que los zombies que me eh ido encontrando han sido fáciles de eliminar y más con la pistola con silenciador que me encontré tirada por ahí, bueno no es verdad la robe de una estación de policía donde casi me comen por qué no revise un armario, me pregunto qué hacía allí ese gordo y como hizo para meterse allí. Bueno, aunque debo de admitir que soy pésima que con las armas de fuego, pensé que sabría utilizarlas después de unos días pero, hasta ahora, solo se utilizar bien el hacha pequeña; las otras armas no las se manejar muy bien pero aprenderé con el paso del tiempo, que espero no sea mucho.

No muy lejos de donde yo estaba había una caravana que estaba varada o la habían abandonado, pare el auto y me baje para verificar. De la caravana bajaron 3 personas que estaban bastante armadas a decir verdad, por qué a mí; yo que pensaba que todo sería más fácil, bueno realmente era obvio que no lo seria. Vi que no llevaban ningún cuchillo ni algo que sirviera para matar a los zombis de manera silenciosa, o de pronto lo tenían muy guardadas… no lo creo.

Volví a mi auto , cerré la puerta y arranque sin más, no podía hacer nada. Me baje de la carretera para no atropellarles, volví a subir a la carretera un poco más adelante. Ellos voltearon a verme, la mujer del grupo se acercó corriendo a la ventanilla de mi coche.

—Hola— dijo tocando la ventanilla —, soy Laura y ¿tu?

—Soy Andrea— dije seria mientras bajaba la ventanilla.

—Ellos son mis compañeros tomas, Max...— dijo mientras los señalaba a la persona correspondiente al nombre—, y Leo que esta adentro de la caravana.

—Ya veo— dije todavía seria, no me importa cómo se llamen ellos.

Una regla que me hice desde hace una semana es no recoger o confiar en los sobrevivientes, era mejor estar solo que mal acompañado, he visto (no solo en las películas) que algunos sobrevivientes no son de confianza, y si los recoges te pueden robar todo lo que tengas. Además, las probabilidades de morir de hambre y sed o ser devorado por zombies aumentan mucho, por eso es mejor solo.

—A dónde vas— pregunto la chica, parecía bastante amable la verdad.

—A donde sea menos aquí—dije casi cortante no era bueno platicar mucho—, bueno fue un "gusto" verles, adiós— dije prendiendo otra vez el motor del auto que se había apagado

—Si supongo— dijo alejándose del auto algo decepcionada, tal vez fue la forma en que le respondí la que le hizo no insistir—, adiós.

Me fui de allí, pero no deje de verles por el retrovisor, parecían una familia... Sonreí, ver sobrevivientes es bueno, pero no hay que confiarse mucho con ellos, a saber qué es lo que estarán pensando. Bueno, es mejor qué siga mi camino hacia alguna parte del mundo, hasta encontrar un lugar seguro para quedarse y vivir más o menos en paz.

4: IV
IV

Han pasado 2 días desde que vi al grupo de Laura, fue bastante reconfortante saber que no estoy sola, y que quizás ella no esté muerta por mi idiotez al irme y no esperarla... eso espero. Escondí el auto para que nadie lo viera y se lo robara mientras yo visito la ciudad que estaba algo infestada de zombies , haciendo difícil que pasara por ahí con el carro. Ahora tendría que buscar otro medio para pasar con la comida y con Lucifer. Me pare de donde estaba con el bolso que estaba lleno de medicamentos, los cuales se me habían olvidado empacar cuando comenzó esto. Iba por los techos con bastante cuidado de no caerme, lo único que me faltaría seria caer y romperme algo, ahí estaría en graves problemas. En uno de los saltos no cogí impulso y no logre llegar al otro lado, me asuste al darme cuenta que de pronto seria mi fin, alguien me cogía la mano permitiendo que no cayera, mire arriba y vi a un chico castaño con rayos rojos.

—No vayas a mirar abajo— dijo el sosteniéndome

Y como yo soy súper obediente hago todo lo contrario a lo que él me dijo. Abajo habían varios zombies esperando a que me cayera para comerme... debí hacer caso y no mirar, ahora a vuelto el vértigo, y yo que había logrado bloquearlo. Cuando volvía a mirarlo él parecía molesto y un poco sorprendido de que no comenzara a gritar como loca pidiéndole que me subiera ¿creo?, yo eh visto películas de zombies no es bueno gritar de ese modo y menos si estas colgando y tu única salvación es alguien que trata de subirte, si uno grita y comienza a moverse desesperado solo le harás más difícil la tarea de ayudarte. Me subió.

— ¿Por qué será que nunca hacen caso cuando uno les dice que no miren abajo?— dijo el chico.

—Quizás porque los seres humanos somos tercos— dije riendo un poco.

Hace días que no rió, aunque esta risa no era por mi comentario, sino más bien porque estaba aún algo nerviosa; Además, debía alejar todas esos posibles finales, y más el de caerme por... no debo pensar más en ello, debo concentrarme en lo que pasa ahora.

—Soy Andrea y tú- dije parándome y revisando que no se me hubiera caído nada.

—Alexander, pero dime Axel— ¿cómo puede decirlo todo en tono neutro? parece no tener emociones.

—Gracias Axel— dije sonriendo un poco—, bueno debo irme, me están esperando.

Comencé a caminar en dirección por donde hace como 2 horas había subido. Además, que por lo que yo veía él se las podía arreglar por el sólito, aunque oliera así y que su ropa estaba bastante sucia, resaltando que hace bastante que no se cambiaba.

— ¡Oye! — Volteé—, ¿puedo acompañarlos?

—Supongo que sí— dije haciendo una mueca de incomodidad.

Sé que estaba rompiendo una de mis reglas, pero me salvo la vida y eso es de apreciar.

— Ahora debo tachar esa regla— susurre para que no me escuchara, pues me había alcanzado.

— ¿Qué dijiste?— negué con la cabeza a su pregunta.

5: V
V

Llegamos a al auto, que estaba escondido entre la maleza para no tener una emboscada zombie o que nos lo robaran. Axel me había enseñado una que otra cosa sobre cómo manejar bien un arma de fuego, fue muy divertido y más cuando le golpee sin querer disparando una; también, como debía saltar por los edificios de forma segura, para que no ocurriera lo que paso la otra vez en la que casi me mato. Abrí el carro y vi a Lucifer, que apenas me asome alzo la cabeza, vi que había migajas de pan sobre el asiento y sobre su hocico, reí un poco. Entre para sentarme en puesto de copiloto, Axel también entro pero no arranco.

— ¿Qué pasa?— le pregunte algo preocupada.

—Nada— esa ni se la cree él, además nadie tarda 5 minutos en responder, y más si fuera la verdad —. Deja de mirarme así, peque— no le estoy mirando de ningu... me dijo peque.

— Espero haber oído mal— le advertí comenzando a enojarme.

— ¿Qué?, solo te dije "peque"— será weon*—, que yo sepa eso es algo bueno, y más para ti— dijo sonriendo altanera mente; sí, lo es.

— ¡No soy pequeña!—le grite—. Solo son catorce cm de diferencia.

—Mides 1,58 cm— me lo restriega en la cara —, eso te hace pequeña, y más teniendo 17.

— Te odio— dije cruzándome de brazos y volteando a ver afuera, no le volveré a hablar en toda mi vida.

Arranco el auto para subirlo a la carretera, sonreía triunfante. No me gusta, pareciera como si le gustara resaltar las diferencias entre nosotros; no entiendo porque lo hace, además que solo somos amigos ¿no?. Él es raro, pero quizás sea por esa cosa que tienen los argentinos, ya saben lo de querer ser superiores... no lo creo, es demasiada buena persona para eso. Cambiando de tema, Axel es ahora mi chófer, no es que me aproveche de él, pero desde que le dije mi edad, pareciera enfrascado en ser quien haga las cosas que un adulto haría; pero, yo soy adulta, solo me faltaban unos días para ser... Camila y yo íbamos a ir de viaje, por mi cumpleaños. Le extraño, se suponía que íbamos a divertirnos las dos; además que ella ya tenía todo preparado, dijo que me encantaría, hasta lloraría de la emoción. Pero todos esos planes ya no existirían, porque ella ya no volvería.

—Peque— ignore el llamado de Axel—, no te preocupes—su voz sonaba bastante preocupada

No voltee a verle, no quiero ver a nadie.

—Yo.. Yo te cuidare—esas palabras, eran las mismas que dijo mi hermana cuando Papá y Mamá se separaron.

—Déjame—dije, realmente no quería recordar nada, no quería ver que yo eche todo a la mierda, que otra vez cause soy la culpable.

—No—dijo él parando el carro, sentí su mirada sobre mí—. Eres mi compañera, no puedo dejarte sola— ¿Por qué no? yo solo deseo estar un rato sola—, ni aunque te culpes de cosas que ya pasaron— abrí mis ojos con sorpresa—. Además, ¿cómo puedes estar segura de que fue tu culpa?.

—Porque yo no la espere— no me respondió, ni lo hizo minutos después; solo arranco, dejando el tema atrás.

Sé que hizo bien en no insistir con el tema, pero la verdad, me hubiera encantado que siguiera. Pues, yo, quiero que me hagan cambiar de idea, quiero estar segura de que yo no soy la culpable de todo... No quiero que él muera por mi culpa.

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* Weon: tonto o estúpido

6: VI
VI

Habíamos parado para descansar un poco, ha pasado un largo tiempo desde la última vez que hablamos sobre "eso", y la verdad nuestra relación a mejorado bastante. Aunque la verdad, Axel me dijo que cada vez que pensara en culpabilidad le pellizcara, lo cual llevo a una pelea de pellizcos. En este instante él dormía un poco, mientras yo vigilaba, hacia demasiado frió hoy; bueno por lo menos uno de nosotros parecía divertirse, Lucifer jugaba en la carretera como si no lo hubiera hecho en años.

Al cabo de una hora sin ningún zombi a la vista, decidí que sería bueno cambiar la ronda, Axel no podía ser el único con el privilegio de descansar. Entre en el auto para despertarlo, pero el ladrido de Luci me alarmo, cogí el hacha y salí del coche, para toparme con que no estaba.

—Luci— le llame caminando un poco alrededor de auto—, ¿dónde te metiste?

Esto no era bueno, debía ir a buscarle pero eso significaría alejarme del coche, podía hacerlo pero Axel se preocuparía podía ponerme a despertarlo pues perdería tiempo...

—Ya vuelvo—dije para alejarme en la dirección donde creía que se había ido.

Comencé a caminar con bastante cuidado, mientras me adentraba al bosque. Volteé varias veces, para asegurarme que no me perdería, aunque ahora estoy dudando un poco si era bueno no decirle a Axel sobre esto; él podría haberme ayudado, pero quizás solo me dijera que Lucifer regresaría cuando quisiera, pero y si no vuelve. No podíamos esperar toda la vida, teníamos que mantenernos en movimiento, y realmente yo no quería dejarle. Pero seguro era demasiado peligroso caminar sola, quizás debería volver... negué y debía seguir hasta encontrarle, ya después volvería.

Me seguí adentrando, la verdad creo que fue demasiada mala idea, quizás Luci ya este de regreso, y yo solo estoy poniendo mi vida en peligro. Sí, lo mejor será devolverme y decirle a Axel lo que paso, seguro me regañaría por mi estupidez, pero todo estaría bien.

—Solo debo seguir derecho—dije volteando para volver sobre mis pasos.

 

Estaba tan segura de que iba por el camino correcto que sin darme cuenta me perdí, y ahora que aria, no sabía cómo volver o como encontrar la... oí pisadas atrás de mí, pero cuando me voltee no había nadie o por lo menos yo no le vi.

— ¿quien esta ahí?—dije sacando el hacha; nadie respondía pero aun así sabía que alguien estaba viéndome—. ¿Axel?

No creo que él se pusiera de gracioso y me estuviera jugando una broma, así no es él. Tampoco podía ser un zombi, pues es obvio que no se ocultaría para hacer una emboscada, cosa que jamás pasaría porque son tontos; entonces solo quedaba la última opción otra persona.

—Hola, pequeña—dijo un hombre saliendo de detrás de un árbol.

—No te me acerques—comenzó a alejarme, esto solo me pasa a mí; bueno, soy la única tonta que no le avisa a su compañero que va a salir a buscar a su perro, que seguramente estaba yendo a hacer sus necesidades.

—pero si no te voy a hacer daño—de todas las personas que me puedo encontrar, resulta que el primero es un pedófilo (sin contar a Laura y su grupo, eran buena gente, creo).

Y según mi criterio, es mejor estar lo más lejos posible de ellos, a menos que quieras ser violada (o violado) por ellos. Cuando estuve bastante alejada de él, salí corriendo como alma que lleva al diablo, es obvio que en la dirección contraria. Le oí gritar que volviera, pero no estoy loca como para hacerle caso; además que es el ser más repugnante que he visto en toda mi vida, hasta un zombi tiene mejor presentación personal que este "bicho". Oí varios disparos, y es que realmente los oí porque las balas pasaban junto a mí, ahora no solo tenía asco de ese tipo sino que ahora temía por mi vida, porque una de las balas podría herirme, espero que tenga muy mala puntería.

—Deja de correr—oí su grito antes de sentir como algo impactaba en mi espalda y luego salía por mi pecho.

Mis ojos se llenaron de lágrimas por el indescriptible dolor que comenzaba a invadirme, caí. No, esto no podía estar pasando, se suponía que yo debía seguir… seguir adelante.

—Al parecer la pequeña se cansó—dijo deteniéndose a varios pasos atrás de mí, pero realmente eso no importa.

Me voltee un poco para poder tocar mi pecho, pero ni siquiera tuve que poner mi mano para asegurarme que estaba sangrando, mi camisa estaba con una mancha de sangre que aumentaba su tamaño. No quiero morir, realmente no quiero.

—pequeña ni…—oí un disparo y luego como algo caía.

Alguien se acercó a mi corriendo, me voltio y yo apenas lo sentía; el dolor era demasiado grande y yo sentía como me algo me jalaba, alejándome de la realidad. Oí como si me llamaran, pero yo me estaba yendo.

—No… no quiero—fue lo poco que alcance a decir antes de sumergirme en la oscuridad.

.

—sabes creo que ahora estamos mejor—dije mirándola—. Ya sabes sin ese perro molesto

No me respondió, eso es bastante molesto pero la perdonare como las otras veces, después de todo está dormida. Me gustaría haber llegado a tiempo para que no estuviera en este estado, ahora solo está… dormida.

—Voy a ponerte un apodo—si ella estuviera despierta—, que te parece andri o andrula

Espere por una respuesta por su parte, un grito de disgusto o cualquier cosa; no me hubiera importado que se enojara otra vez conmigo o que pasara una semana entera sin hablarme, o que me dijera que era pésimo con los apodos. Creo que es inútil intentar hablarle mientras este en ese estado, tal vez debería desistir y matarla… imposible, ni aunque fuera un caminante la mataría, ella es mi amiga después de todo, aunque a veces la mire de otra forma; bueno, ahí si dejaría de hablarme definitivamente, ella sería capaz de irse con tal de alejarse de mí; después de todo está en sus reglas, las cuales no entiendo de donde las saco o como se le ocurrieron.

Me acomode en la silla, realmente hubiera preferido tenerla despierta, después de todo tuve que matar yo solo a los caminantes que habían en la casa. Pero por lo menos ella estaba totalmente cómoda en el sillón, ya después la pasaría a la cama de arriba, claro cuando descansara un poco. Creo que esta vez tuvimos mucha suerte de encontrar uno de esos pueblos de pocas casas, ya que no creo que hubiera sido bueno que pasara más de tres días en el jodido carro, y menos sentada, eso le daría un dolor de cuello horrible y golpearía (o gritaría) por no haberla cuidado, o simplemente se quejaría.

—Oye—la llame—, creo que deberías cambiar algunas reglas—no parecía estar en desacuerdo—, como la de no confiar en nadie— esa es una de las que menos me gustan—, o la de no enamorarte.

Me gustaría que cambiara esa, ya que quizás se… pero podría enamorarse de cualquier otro, mejor que la deje.

.

Me encontraba tirada en la una habitación sin poder moverme o hacer algún sonido, ellos estaban en el otro lado. Podía oír los quejidos de cada uno de ellos mientras pasaba por la ventana, sabía que en algún momento se irían, ya que después de todo creen que yo no estoy aquí. Espere un rato hasta que deje de oírles, me pare adolorida. Llevaba días caminando y durmiendo en lujares incómodos, todo para sobrevivir y obtener alimentos.

—Solo faltan unos cuantos metros para llegar al refugio—bueno, realmente faltaba mucho.

El último refugio que había encontrado era un lugar lleno de tipos locos, o quizás debería llamarles un grupo de mal nacidos. Todo lo que vi en ese sitio fue horrendo y doy gracias de que no me vieran, quien sabe que hubiera pasado si lo hicieran.

Extraño a mi grupo, ellos eran buenas personas pero todos se convirtieron en la primera marea; ninguno de nosotros pensó que "vivientes" llegarían hasta nuestro campamento, tampoco que estamos tan poco preparados para enfrentarles. Al final solo quede yo, la única sobreviviente de un grupo de 20 personas, tal vez tome una mala decisión al aceptar a tantos. Pero ya no podía cambiar nada, de lo que había sucedido, ni ponerme triste por haber escapado y no ayudarles; ahora solo importa mi supervivencia, y si tengo mucha suerte encontrarles.

—Realmente espero eso—dije caminando hacia la salida de la casa—. Andre, espero que tú la estés pasando mejor que yo—sonreí, el solo pensar que mi hermana estaba bien me devolvía las energías.