Vida vs Muerte (Una Batalla Eterna)

30 de diciembre de 2013
Querido desconocido:
Hay momentos en la vida en los que te planteas si todo esto tiene realmente sentido, si de verdad nos merecemos vivir en estas condiciones, si de verdad nos merecemos tantas tristezas y desilusiones para tan escasos momentos de felicidad. La gente es cruel y las desgracias se suceden continuamente, con mucha más frecuencia de la que nosotros nos pensamos. Cada segundo que pasa, mueren miles de niños malnutridos y en pésimas condiciones y, por si no fuera poco, mueren cientos de miles de personas por culpa de la poca moral de unos pocos individuos. Son gente buena e inocente ¿Entonces? ¿Por qué mueren? Muy fácil, la justicia no existe, y la gente que mata, asesina, pega, maltrata, insulta o desprecia sigue su vida tan ricamente, contaminando las almas de quienes los rodean. 
Porque la maldad es contagiosa, se te pega como un chicle en el pelo, la diferencia es que, una vez que entra, la maldad es casi imposible de sacar. Eso me ha pasado a mí, me he rodeado de almas sucias, asquerosas, negras como el carbón y lo único que he sacado en claro, es que esas almas solo te traen tristezas y disgustos. Dirás, entonces rodéate solo de almas puras y cristalinas. ¡Cómo si fuera tan fácil! La maldad es algo tan sumamente contagioso, que nada mas nacer, ya se pega en las dulces e inocentes almas de los neonatos. No existen almas puras, no existe el bien desinteresado, no existe el verdadero amor. Por todos estos motivos, dudo de cualquier persona que haya dicho ser mi amigo, dudo de quien haya dicho que me quiere. Dudo de mí mismo. De no saber controlar mis impulsos contaminados y en cambio impedir mis verdaderos impulsos, los genuinos, los puros. 
A todo esto, yo pregunto, ¿merece realmente vivir esta vida? ¿Realmente merecemos 90 años de agonías y problemas para breves y escasos momentos de felicidad? Espero que sepas que he tomado la decisión de acabar con mi vida, pero no como un acto de cobardía, en realidad, es la única forma que se me ocurre de evitar cualquier impulso oscuro que pueda tener en un futuro, de que el bien triunfe contra el mal.
Te escribo esto porque no me conoces y yo no te conozco. Eres una persona aleatoria que elegía al azar. Eso es bueno porque al no conocerme no me juzgarás ni utilizarás esto en mi contra y yo, al no conocerte podré sentir el alivio de haberme sincerado con alguien que no puede evitar lo que está a punto de suceder. Mi muerte.
Finalizo dándote las gracias por haberte tomado el tiempo de leer las últimas palabras de un alma desgraciada que mañana pondrá fin a sus días hundiéndose en el río de la muerte.
Nos vemos en el infierno.

 


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Querida Alma Desgraciada:
Soy esa persona la cual, por fortuna o por desgracia, ha recibido tu carta. Verás, acababa de salir del velatorio de mi madre y  de camino de vuelta a casa encontré la carta en el rellano de mi puerta. Al no venir nombre ni referencia, pensé que se trataba de un error, pero aun así, lo cogí. Me senté en el sofá con un vaso de mi whisky favorito enfrente de la hoguera, uno de mis placeres ocultos cuando estoy a solas, y saqué la carta para leerla. Una vez terminada mi lectura, me pareció apropiado elaborar una carta como respuesta a tus pensamientos.
Primero que  nada, la vida está llena de momentos maravillosos que nos ocurren diariamente, pero si nos centramos en un objetivo llamémosle ''Felicidad Absoluta'' y crees que felicidad es solo esa ''Felicidad Absoluta'' te pierdes esos pequeños instantes que ocurren continuamente y que solo los valoras si eres lo suficientemente inteligente para ello.
Segundo, es cierto que hay mucha gente mala en el mundo y que la maldad es contagiosa, pero no debemos olvidar que la mayoría de la gente no quiere ningún mal a nadie y viven sus vidas felizmente sin molestar a los demás, nadie es perfecto y es cierto, la bondad total y absoluta no existe; por eso las personas que intentan ser una mejor versión de ellas mismas cada día se merecen un premio nobel. Todas. Por intentar ir en contra de lo que tu llamas ''sus instintos oscuros''. Porque tú no le haces frente a la maldad, crees que la muerte es la única solución pero en realidad esa no es una solución para nada aceptable. Con la muerte solo conseguirías que el mal se apoderase de ti, levántate y enmienda tus errores y lucha por la redención. Es la única forma de combatir el mal sin convertirte en un cobarde.
No sé si tendrás a seres queridos esperando por ti en sus casas, si los tienes piensa en cuanto dolor provocará en ellos tu muerte, lo destrozados que quedarán. Tú que te quejas de desgracias en la vida y piensas darle una bien grande a un puñado de personas. Si por otro lado, no tienes seres queridos que te estén esperando, piensa que hasta un desconocido te ruega porque continues viviendo. Pareces una buena persona y que solo quieres que el Bien triunfe, pero, si un guerrero como tú muere, nuestro bando perderá fuerzas, así que te pido que continúes en nuestras filas luchando contra esa bestia que se mete hasta en las entrañas de las personas y las domina poco a poco, ya sea en forma de envidia, celos, odio, ira, mentiras, recelo, prejuicios, orgullo...Si no fuese por quienes creemos en la causa, ¿qué sería del ser humano?
Atte:
Un alma luchadora.

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Te miro fijamente mientras lees la carta que te he escrito, me alegro de haber llegado a tiempo y de haber conseguido averiguar en qué punto habías decidido suicidarte. El viaducto de Segovia o, como es comunmente conocido ''El Puente de los Suicidios''. Cierras la carta una vez acabas de leer y me miras con duda. Me siento algo aliviado ya que cuando te encontré tenías una determinación en la mirada que no creí poder quitarte de ninguna forma. Pero eres tan joven...apenas tendrás 18 años y tú pensando en acabar con tu vida. Si tuvieses mi edad y vivieses todo lo que yo he vivido no pensarías igual.
Tu rostro mira intermitentemente al río y a mí, mostrando claramente que no tienes claro que es lo correcto hacer en esta situación y valorando la mejor opción. Saco un cigarrillo del bolsillo de la chaqueta y me acerco con pasos pausados hacia tu posición, mostrando seguridad pero intentado no asustarte. 
Llego hasta dónde te encuentras y tú sigues mirando primero hacia el río y luego hacia mí. Doy una calada y te pregunto ''¿Fumas?'' Tú me miras y afirmas con la cabeza por lo que te extiendo uno y te ayudo a encenderlo debido a que la mano que no sujeta el cigarro está fuertemente apretada contra la barandilla del puente. Le das una primera calada e instintivamente tu cuerpo se relaja. Te confieso que este es mi segundo placer oculto y tú ríes. Finalmente te ofrezco enseñarte mi tercer placer oculto y tú, tras unos segundos de duda, aceptas. 
Te ayudo a cruzar la valla y ya, fuera de peligro, te guío hasta el hospital más cercano. Al principio, te exaltas creyendo que te quiero internar dentro pero luego te explico que, lo que en realidad quiero, es llevarte al lugar donde ocurre la cosa más maravillosa del mundo.
Cruzamos todo el hospital y llegamos a la sala de neonatos. Me quedo en la puerta y observo como te quedas prendado de los bebés que allí están, justo detrás de la pantalla de vidrio, te quedas mirándolos durante un largo rato, y yo te observo a ti. Porque aquí es donde se encuentra el mayor milagro que existe. La Vida. De tus ojos empiezan a brotar lágrimas al darte cuenta del enorme error que casi cometes. Después de ver como de hermosa resulta la vida en su sentido más puro...la tristeza por haberte querido arrebatar lo más bello que tienes.
Giras el rostro y me miras, con gesto de interrogación en tus ojos y preguntas ''¿Quién eres?'' y yo te respondo lo único que sé con seguridad ''Soy tu amigo''. Con la mirada me dices que has comprendido todo y vuelves a girarte hacia esos maravillosos seres. Es gracioso porque los bebés miran todo con asombro ante el nuevo mundo que se les presenta mientras tú, les miras a ellos como si fueran todo un mundo.
Al poco tiempo se oye una voz femenina gritar de alivio, tú te giras al reconocer esa voz. Es tu madre. Sin que te dieras cuenta, al ayudarte a bajar de la valla, cogí tu móvil y contacté con tus padres para que viniesen a buscarte. Tú lloras de alegría junto con tus padres y les dices cuanto les quieres y les prometes que no volverás a intentar nada parecido nunca. Yo sonrío ante la bella imagen familiar. Empiezan a sonar las campanadas, no hay uvas, pero no importa. Hoy una nueva vida empieza para ti y eso es mucho más importante que una docena de uvas. Terminan las campanadas y te abrazas con tus padres, estos te instan a irte con ellos a casa, pero tú te giras a donde se supone que me encuentro, pero ya me he ido, tu frunces el ceño y dejas un post-it en la silla donde estaba sentado y te alejas con tus padres y tu hermanita pequeña que se encontraba jugando cerca de la máquina expendedora.
Yo salgo de mi escondite y me acerco a la silla donde dejaste el post-it y en donde está escrito un gran ''GRACIAS''. Yo sonrío, dando por terminado mi cuarto y último placer oculto. Mostrar el verdadero sentido de la vida a almas perdidas.