Prologo

Nadie elige su vida, nadie elige su persona o su forma de ser, pero si puede designar su futuro. Dentro de nuestro mundo hay criaturas extraordinarias con las que simplemente soñamos, esta historia se basa en su vida una historia de la que los humanos comunes jamás podrán ver.

Las brujas no son como creemos ellas no usan escobas, ni se lían con gatos, ni son horribles criaturas asesinas. Las brujas existen desde mucho antes que nosotros son criaturas hermosas y poderosas, con poderes inimaginables que la tierra les doto; hace millones de años ellas se separaron según sus capacidades, las primeras son las del agua que la controlan y toman su poder de ella, siguen las del sol que son tan radiantes y brillantes como este irradian luz y felicidad en una mirada, las brujas de la oscuridad son prácticamente lo contrario viven en las sombras pero usan sus poderes para el bien y la discreción, las brujas de las plantas nacieron en los más amplios y hermosos bosques donde les fue otorgado el poder de los grandes árboles y fueron dotadas con la belleza de las flores, y desde las profundidades de la tierra se le otorgaron los dones a las brujas de tierra que tienen el poder de controlar las maravillas del subsuelo, la tierra y la arena, otras son las brujas del clima creadoras de los rayos y las tormentas, amigas del sol y del viento, la penúltima raza de brujas son las del cielo seres fantásticos que reciben sus poderes del cielo con una mente tan grande como este y la capacidad de volar en su territorio, controlan el aire y las nubes. Estas se creían las únicas vagantes de la tierra y las únicas con un elemento del cual recibir sus poderes pero más tarde se dieron cuenta de lo equivocadas que estaban, el último elemento que decidió donar sus poderes a estas criaturas fue el fuego, creando una raza de brujas peligrosas y con grandes dotes de talento, se dice que su alma arde al fuego vivo, son imprudentes y amantes del peligro. Cuando los humanos poblaron la tierra y notaron la presencia y capacidades de estos seres, los celos y el miedo los consumieron y les dieron caza hasta casi extinguirlos pero se ocultaron y ahora viven escondidos entre nosotros. Tal vez la persona más cercana a ti sea una ellas y tú no lo sepas.

Dic.19.01

Lyris Hayes tiene apenas cuatro años, sus padres fueron asesinados hace tan solo unos días es la última persona de la lista. Nerida Kersey una de las más poderosas y ricas brujas de agua del país recolecta brujos y brujas huérfanos sin ningún lugar a donde ir. Cuando la niña fue encontrada por ella fue separada de lo más esencial para ella; el fuego. Para entonces la Sra. Kersey había juntado una chica y un chico de cada bando de brujas además de sus tres hijos que controlaban el agua como ella y a Lyris la ultima bruja de fuego en todo el mundo. Ella crio a los niños en su casa en Nueva York pero ellos jamás conocieron del propósito de la Sra. Kersey.

Pero el tiempo paso Lyris dejo de ser una niña se convirtió en una joven, su cabello era rubio rojizo como el fuego ardiente y sus ojos eran grises daban tal impresión como si fueran de humo, pero mantenerla alejada del fuego no cambio su naturaleza, porque desde niña era una amante del peligro, jamás escuchaba los consejos de nadie y no le temía a nada.

2: Capitulo 1
Capitulo 1

Capítulo 1

Lyris despertó en el escritorio de su cuarto se había quedado dormida otra vez, miro el reloj eran siete y media; tarde otra vez, si Nerida la volvía a atrapar tarde seguro que la mataba, tomo rápido lo que primero encontró en su guardarropas y salió corriendo al baño, y se dio la que pudo haber sido la ducha más rápida de su vida, prendió su cabello en llamas para secarlo más rápido tomo sus cosas de la escuela y las metió como pudo en su mochila y bajo corriendo las escaleras, casi todos habían bajado ya si corría muy rápido tal vez Nerida no se daría cuenta de lo tarde que iba ya, paso frente al cuarto de Michael que iba saliendo, ella jamás desaprovechaba una oportunidad para molestar a alguien, lo empujo dentro del cuarto y le cerró la puerta, y salió corriendo solo alcanzo a escuchar a Michael gritar su nombre y bajo justo a tiempo, todos estaban sentados en el comedor, se sentó junto a Rosalind, la chica tierra, su cabello era lacio y café oscuro como la tierra y sus ojos grandes y tan verdes como el pasto ella era bonita, tenía una estatura promedio era calmada pero muy divertida y simpática cuando se lo propones, y probablemente una de las pocas personas que las soportaba.

-Llegas tarde- menciono Rosalind por lo bajo.

-Ya se, ¿No se notó mucho, verdad?- le susurro.

-No creo que no, adivino, te quedaste dormida otra vez.- era algo muy común y era quien probablemente me conocía mejor.

-Sí, pero llegue, ese es el punto. – tome un pan tostado para desayunar.

-Ly, eres un desastre.- ellos solían decirme Ly de cariño mientras yo les ponía apodos raros.

Nerida entro al comedor justo en el momento que Michael iba bajando de las escaleras, solo le dedico una mirada asesina y le indico que tomara asiento. Se colocó al final de la mesa y comenzó a hablar.

-Bueno, chicos, Angelina presta atención por favor- Angelina era una bruja del cielo pero literalmente se la pasaba en la luna, podrías hablar con ella durante seis horas y ella no notaria tu presencia. Su cabello era tan negro como el cielo nocturno y parecía siempre impulsado por el aire, a diferencia de sus ojos que eran tan azules como el cielo de medio día.- Hoy es viernes y se aplican las mismas reglas de todos los viernes los quiero aquí a más tardar a las diez sé que hoy todos van al centro comercial no abusen de su presupuesto semanal y Lyris…-

-¿Si?- conteste exaltada

-No llegues tarde- me miro suplicante.

-Claro.- Su pequeño discurso diario significaba el fin del desayuno todos tomamos nuestras cosas, nos levantamos y salimos.

El autobús apenas iba llegando a la entrada, fui la última en subir, yo y Rosalind siempre nos sentábamos hasta atrás en el autobús junto con Ally y Beth, ellas dos eran mejores amigas a pesar de que eran completamente diferentes, Ally controlaba el clima y Beth la obscuridad. Beth tenía el cabello ondulado y negro, además sus ojos eran negros y profundos, ella le infundía a Lyris un extraño miedo, era alta y no era muy simpática ni amigable. Mientras que Ally era todo lo contrario era bajita en proporción tenía el cabello rojizo con las puntas azules, tenía pecas por toda la cara y los ojos verdes. Y se llevaba bien con todo el mundo a veces era un poco molesta pero era divertida.

-Hola chicas- comento Lyris al momento de sentarse.

-Hola Ly, Adivina ¿Qué?- dijo Ally casi gritando.

-¡Oh no! Ahí va otra vez- dijo Beth golpeándose la cara. Ally no paraba de sonreír.

-Mason invito a Beth al baile de verano- esta vez Ally tuvo que bajar la voz porque Beth le dirigió una mirada acecina.

-¡Wow, Beth eso es genial!, pero no Mason es ya sabes, el chico solecito, luz y felicidad y tú eres bueno…Beth…tu…eres todo lo contrario.- dijo Rosalind por lo bajo.

-Ya se pero bueno es que el me gusta y yo le dije que si- Beth solía ser muy penosa con el asunto de los chicos.- ¿Y ustedes con quien irán?

-No tengo el más mínimo interés en eso- comento Lyris intentando sonar segura.- varia gente solía invitarla pero jamás quien ella quería.

-Nadie, me ha invitado aun- dijo Rosalind

-Yo estoy segura de que alguien me invitara esta vez- dijo Ally otra vez casi gritando.

El autobús freno violentamente, que por cierto hacia siempre que llegábamos a la escuela, baje del autobús y entre en la escuela, los pasillos eran amplios y el piso era blanco pero a los lados podías encontrar casilleros, carteles, anuncios y salones como cualquier escuela preparatoria normal. Me acerque a mi casillero dejando a las demás, metió su contraseña 12-17-01 el día que murieron sus padres, nadie excepto ella sabía la fecha exacta de su muerte. Comencé sacar los libros para la clase de literatura y para teatro. El arte era probablemente lo que más la apasionaba, amaba dibujar, pintar y la música; la música era su escape de este mundo. Una voz conocida la saco de sus pensamientos. Era Jeff el chico más molesto e idiota que jamás he conocido.

-Lyris, ahí estas te he estado buscando todo el día ¿No es cierto chicos?- pregunto a su grupo de amigos que lo acompañaba detrás de él.

-¿Qué quieres Jeff?- pregunte mostrando mi disgusto.

Se acercó a mi más le lo que a mí me habría gustado.

-Mi querida Lyris no entiendo porque me tratas así, tú me gustas.- lo único que quería en ese momento era poder darle un golpe limpio en la cara.

-No me toques.-  le dije empujándolo hacia atrás todos sus amigos se habían ido.- Llego tarde a clase.- le dije pero no me soltó.

-Vamos…-pero su frase se vio interrumpida por otra persona.

-Te dijo que la dejaras, ahora has lo que ella te dice- era Aydan mi mejor amigo.

-Ya está bien Aydan quédate con tu novia- y se fue corriendo como un cobarde, mucha gente le tenía medio a Aydan por su altura y por su complexión fornida, pero era muy guapo y la mayoría de las chicas quería salir con él porque además era listo e interesante.

-Bueno Hayes que esperas vamos a clase ya es tarde.- me  miro y me sonrió y comenzamos a caminar a el salón. No hablamos durante todo el trayecto; Aydan era mi mejor amigo desde los ocho años; el me entendía mejor que nadie der los que vivía, Aydan vivía con su madre en un pequeño departamento, no tenían mucho dinero y su mama trabajaba como mesera en una cafetería para mantenerlos. El y su madre eran prácticamente iguales, tenían los mismos ojos azules claro y el cabello castaño y lacio. Aydan y yo abrimos la puerta del salón de literatura que según parecía la clase ya había comenzado.

-Señorita. Hayes y Señor Parker espero que tengan una buena explicación de porqué llegaron tarde. Los dos intentamos hablar al mismo tiempo, pero fue Aydan el que logro hablar primero.

-Es mi culpa señor perdí mi libro y Lyris me ayudo a buscarlo.- el profesor nos hizo una seña permitiéndonos pasar. Tomamos las bancas que se encontraban al final de la clase, lo malo de ser la mejor amiga del chico con el que todas quieren salir es que cualquier chica que te mire te lanzara una mirada de desprecio; pero yo siempre las respondía con sonrisas sarcásticas o gestos por el estilo. La clase acabo antes de lo esperado y pasaron igual de rápido las demás clases hasta que llegó la hora del recreo.